Messi y Maradona se abrazan al finalizar la humillante goleada sufrida por su selección ante su similar de Alemania por 4-0 en Sudafrica 2010; las lágrimas de Messi y el adiós con la cabeza gacha de Maradona simbolizan mejor que nada el espantoso ridículo de Argentina en el Mundial que tan cerca se veían de ganar. Y todo por el espectacular paseo que le dio una Alemania soberbia que hizo el mejor partido del Mundial. En semifinales por la puerta grande.
Alemania se ha colado en semifinales pasando por encima de Inglaterra (4-1) y Argentina (4-0). Nadie puede negar que se ha ganado por derecho propio ser el candidato número 1 a ganar el Mundial. Todo con una nueva generación de futbolistas que abanderan Müller, Ozil y Khedira y a la que se han unido los clásicos Schweinsteiger, Lahm, Podolski y Klose. Una mezcla que funciona.
Maradona no tuvo una sola respuesta cuando el partido se puso feo. Toda su verborrea en las ruedas de prensa se quedó en nada cuando tuvo que tomar decisiones. Sin centro del campo, mandó a Messi arriba cuando Alemania tenía medio billete para semifinales. Y entonces, Argentina se entregó. La humillación final en forma de goleada es la peor manera de salir de un Mundial. En Argentina deben pensar qué quieren de su selección: si seguir en manos de Maradona o ir a alguna parte.
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